Libertad

Ene 18, 2018 | Poesía

Cuando hablamos de ella, nos llenamos la boca.

Se ensancha el pecho y los ojos brillan de forma especial.

La nombramos y son muchos los que se emocionan,

de diferentes formas y distintos conceptos, más todos la aman.

Por diferentes circunstancias de la vida, a veces se pierde.

Es cuando sabemos en verdad su valía y su sentir.

Cuando en las calles se susurran las ideas, con temor.

Cuando la vista va al suelo en demasiadas ocasiones.

Es entonces que apreciamos su valor y queremos recuperarla.

No siempre resulta fácil volver a conquistarla, no lo es.

Son muchos los intereses que se crean al perderla.

Mucho el capital que genera para algunos que no tienen madre.

Que libertad es un negocio donde se lucran aún a costa de ella.

Donde la patria es una palabra llana, sin más ni más.

Hueca y sin significado para los ladrones y opresores.

Son tantos los que la hemos perdido y tan pocos los que la recuperan.

Ya no existen aquellos que se lanzaban solamente con sus ideas,

a luchar contra monstruos de varias cabezas todas extranjeras.

Que daban su vida sin siquiera pensarlo, sólo para ser libres.

Ya no abundan los que renunciaban a todo por el bien común.

Ya no quedan Bolívares, ni Maceos, ni San Martinez, ni Marties.

Ya no se producen esas cepas de hombres que lo dieron todo,

por los demás, por sus pueblos y sus ideales, por su credo y su fe.

Ya no quedan, es triste, doloroso y mas que todo penoso.

La vergüenza hoy es verde y trae la figura de un presidente.

La dignidad de los dirigentes, vuela alto y llega a penthouses de lujos.

Visten de Armani, llevan el patriotismo dentro de carteras de Chanel.

Ya no hay caballos blancos para trasladarse, hay Mercedes,

Ferraris, Lamborghini, comprados con la dignidad de su pueblo.

Que se vende al mejor postor y se entrega con risas

por una clandestina cuenta en los bancos de Suiza.

Ya no quedan aquellos que deseaban lo mejor para los suyos.

Que luchaban por ello, que se crecían ante lo grandes y soñaban.

Ya de señora te han hecho prostituta, te han vejado, violado.

Te han ultrajado en nombre de la Patria, con juegos de palabras,

todas creíbles, todas bien estudiadas, que nos hipnotizan,

nos hacen idiotas y creyentes de una doctrina que es azote,

que es yugo, que es infamia y es tu muerte, estás sentenciada.

Aquellos que te tienen viva que te cuiden, que luchen,

por no perderte, por conservarte para el bien de sus pueblos.

No escuchen cantos de sirenas, no son ciertos.

No existe el sistema donde todos sean iguales, es mentira.

Una falacia creada por mentes muy astutas, para vivir del pueblo.

Para ir en contra del pueblo y hacerlo mas miserable que antes.

Cortar sus alas, romper sus poemas, quemar sus libros, tapar sus bocas.

Hacerlos marionetas y ponerles la música que deben bailar.

La libertad es abstracta, no se puede pintar ni decir como es.

La libertad es eterea, es aire, es humo, es nada y lo es todo.

No la pierdan, luchen por conservarla, den sus vidas sin pensarlo.

Hoy miro las noticias y veos esos jóvenes en las calles de Venezuela.

Piden libertad, claman por ella, están luchando por ella

y son asesinados por aquellos que son sus hermanos.

Los que debían estar a su lado, están frente a ellos,

con fusiles, con metralla, con la muerte, esa muerte,

que no podrá callar el clamor de un pueblo, el canto de libertad,

tocado en un violín, en su himno, cantado de norte a sur.

Eso es lo que todos deben ver y son muchos los que se tapan los oídos y velan sus ojos, viran sus caras y se refugian en una concha.

Son muchos los que deben pagar por esas muertes,

muertes por la libertad, muertes por la dignidad de un pueblo.

Señores míos, los que pueden decir algo y se mantienen callados,

son también asesinos de eso niños con barbas incipientes

ustedes también aprietan los gatillos de los asesinos.

A todos ustedes cuando la señora libertad vuelva a su lugar,

será ella la que los siente en el banco de los acusados,

y entonces, la Historia los juzgará y no saldrán bien librados.

 

Autor: Jorge Luis Seco

Ruth Molenaar

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