Los miles de millones de estrellas en el Universo tienen mucho en común con nuestro ADN. Muchos de nosotros hemos crecidos desde mediados del siglo 20 influenciados por la era espacial y por los descubrimientos del espacio efectuados por la NASA. El hombre ha trabajado y continúa trabajando arduamente para que el espacio esté al alcance de los habitantes de la Tierra. Probablemente algún día viajar en la órbita de la Tierra o de la Luna o del planeta Marte será tan normal como cuando hoy día abordamos un avión de pasajeros para viajar de un país a otro.
La frase “Somos polvo de las estrellas” se le atribuye al astrónomo estadounidense Harlow Shapley el cual en 1929 dijo Nosotros, “los seres orgánicos que nos llamamos seres humanos, estamos hechos de la misma materia que las estrellas”. Por lo tanto, somos polvo de las estrellas.
La primera chispa iniciática que origino la enorme explosión del Big Bang y creo las partículas sub-átomicas, los átomos que dieron formación a los cuerpos celestes, estrellas, sistemas solares y galaxias, y que también generaron los elementos como el hidrógeno, helio, oxígeno, carbono, nitrógeno, azufre, magnesio, calcio, cobalto, silicio, fósforo, hierro y otros que dieron origen a la vida y todos estos se formaron en el vientre de las estrellas. Por lo tanto, somos el polvo de las estrellas. Estos mismos elementos se combinan para formar moléculas como la adenina, guanina, timina y citosina que forman los nucleótidos de nuestro ADN. Lo que indica que nuestro ADN está hecho del polvo de estrellas.
El ADN en una molécula llamada ácido desoxirribonucleico y contiene las instrucciones biológicas que se pasan de los organismos adultos a sus descendientes durante la reproducción y hacen de cada especie algo único. El ADN del universo. El ADN existe no solo biológicamente, sino también en otras dimensiones. El cuerpo físico contiene los registros de ADN del vehículo físico, pero cada uno de sus cuerpos sutiles o energéticos contiene un conjunto similar de registros del ADN. Las explosiones de “supernovas” son producidas por un proceso violento de combustión que expulsa materia al espacio o polvo cósmico estelar que da origen a las galaxias, sistemas solares y planetas. Muchos de estos sistemas y cuerpos celestes vuelven a condensarse, pueden estallar y pueden volver comenzar su nuevo ciclo evolutivo de creación.
Este proceso ha sido repetido por cientos y miles de millones de años hasta dar formación a los cuerpos celestes, a los planetas e inclusive a la vida en el planeta Tierra. Las explosiones de la materia pesada dieron origen a la condensación de los metales y a los elementos, e incluso dieron origen al carbono que fue el elemento básico que origino la vida orgánica en nuestro planeta Tierra. Los científicos recientemente han lograron identificar la ubicación exacta y la trayectoria de casi 1.3 billones de estrellas en nuestra galaxia. Con ésta información, se espera que obtengamos una mejor comprensión de nuestra historia cósmica y que sigamos iluminando el camino hacia nuestro futuro macro-cósmico y micro-cósmico hacia una trayectoria de equilibrio, de armonía y de ascensión evolutiva para la raza humana.
El genoma humano, aunque es físicamente pequeño, es vasto e inmenso a su manera. Hay casi 3.2 mil millones de pares de bases de genomas que codifican a más de 20,000 genes diferentes dentro de nuestras células. Toda ésta información está empaquetada en los confines de una célula que es microscópica. Este universo micro cósmico y microscópico genético de la célula es complejo, increíblemente pequeño, difícil de estudiar y al igual que nuestra galaxia y sistema solar, todos tienen su propia versión única de un genoma.
Trabajar para decodificar la “galaxia micro-cósmica y “microscópica” dentro de cada uno de nosotros es un gran reto, pero se continúa a un buen ritmo. Después de décadas de trabajo e innovación, los científicos lograron secuenciar casi todo el genoma humano y actualmente están tratando de entender qué hacen cada uno de los aproximadamente 20,000 genes y como éstos influyen en nuestras funciones biológicas. Hemos aprendido que el ADN de una persona puede influir en muchos aspectos de su vida, desde su capacidad para metabolizar la cafeína, hasta su predisposición a diversas enfermedades.
La investigación y la tecnología continúan avanzado tanto, que ahora es posible para casi cualquier persona explorar su ADN y utilizarlo para obtener información sobre su vida. El ADN, al igual que las estrellas que alumbran el cielo nocturno, parecían ser inalcanzable. Pero ese ya no es el caso. Los científicos que estudian la genética y a los cuales se le podría comparar metafóricamente con los astrónomos y los astronautas que exploran el mundo macro-cósmico de los cuerpos celestes en el espacio, están logrando identificar muchos de los aspectos del universo micro-cósmico y microscópico de nuestro ADN. Sin embargo, todavía dentro de cada uno de nosotros hay un inmenso universo micro-cósmico por explorar.
El universo macro-cósmico de las estrellas y de los cuerpos celestes en el espacio y del universo micro-cósmico de los átomos, moléculas, el DNA y de las células dentro de nuestro cuerpo están en estado vibratorio constante, en movimiento y produciendo energía y sonidos. De aquí es que sale el término “La Música de las Esferas” Es muy interesante saber que estudios científicos han observado que la música puede influenciar alguna de las funciones de nuestros genes y del ADN. La música armónica suave y la música clásica puede hacer que los genes se muevan, específicamente aquellos que ayudan con el estado de ánimo, con la memoria, el aprendizaje y también con los genes que influyen en otras funciones cerebrales básicas. Pero la música también ralentiza los genes dañinos o malos que causan la degeneración cerebral, lo que significa que escuchar música armónica suave y la música clásica en realidad actúa como un escudo protector cerebral.
“Escuchar música clásica y música suave armónica mejora la actividad de los genes que están relacionados principalmente con la recompensa y el placer, con las funciones cognitivas y con las funciones cerebrales adecuadas”, es
cribió Chakravarthi Kanduri, investigador de biología de la Universidad de Helsinki. “Algunos de los hallazgos de este estudio pueden explicar los mecanismos moleculares que subyacen en los efectos positivos producidos por “la musicoterapia”.
En conclusión, sobre éste tema, encontramos que las enseñanzas antiguas presentadas en el antiguo libro “El Kybalion” por el maestro Hermes Trismegistus y los actuales hallazgos científicos y de los astrónomos nos permiten comprender la naturaleza del micro-cósmos y del macro-cósmos. “Somos polvo de las estrellas” y “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” y tanto el Universo Macro-cósmico como el Micro-Cósmico está en estado vibratorio constante, en movimiento y produciendo energía y sonidos. En realidad, lo que está ocurriendo en la actualidad, es que la ciencia moderna está comenzando a descubrir y a entender lo que los sabios maestros y mentes de la antigüedad nos han venido diciendo por miles de años.
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