Parte del deiscurso del Prof. Eduardo Lolo en el Acto de Homenaje a Lionel Rodríguez
En 1985 Lionel llega con su familia a los Estados Unidos, específicamente a Nueva York, al calor de la familia de Alcira (Juano, Lérida, Orestes, Lula, etc.) y la generación más joven, representada esta noche por Leridita.
Siguen las palabras como desde un manantial. Trabaja en La Tribuna de New Jersey, donde llega a ser Director, primeramente con Bidot, luego con Ruth Molenaar. Se desempeña como corresponsal en Nueva York de El Vocero de Puerto Rico y Libre de Miami; también colabora con El Coquí de Newark. A los EE.UU. había llegado con una doble nacionalidad en el alma: cubano-venezolano. En New Jersey se vuelve también puertorriqueño, salvadoreño, etc.; que es decir, defensor de cuanta colonia hispana habitara en el área. El periodismo radial vuelve a renacer, y su voz se deja escuchar en las emisoras Super KQ y Radio Wado, que entonces pertenecían a la familia Alarcón. Toda la América Latina hablaba a través de su voz, con noticias y comentarios de aquí y de allá. Aunque con Cuba siempre sangrando historia.
Al éxito profesional se unió, desgraciadamente, la tragedia personal. Primeramente, con la muerte a poco de haber llegado de su madre Zoila de la Torre, mujer de carácter de acero maternal, sin fatiga en la lucha por la vida y la familia. Ese golpe, no por esperado, resultó menos doloroso. Pero todos confiamos en que la salida de la vida se produzca en el lógico orden de llegada.
Lo que nadie espera es que sea a la inversa. Y ello fue lo que le sucedió a Lionel y Alcira. El único hijo que tu-vieron, Lionelito, falleció a los 32 años luego de una corta agonía. En mi última visita a verlo en el hospital, me preguntó apretándome fuerte la mano: “Lolo, ¿por qué yo?” Por primera vez me quedé sin palabras; no supe qué respon-derle. Han pasado muchos años desde entonces, y todavía sigo sin una respuesta. No puedo imaginarme el dolor de la pareja. Supongo que el amor de la familia y de sus amis-tades jugó un papel importante en que hayan podido sobrevivir al sufrimiento inconmensurable de semejante golpe. Pero conjeturo que fue, fundamentalmente, la permanencia, la profundidad y la solidez de ese amor que había nacido ya enraizado en un banco del Parque de la Libertad de Matanzas. Me imagino el alma de Lionel saltando diariamente la baranda del Club Deportivo para alcanzar a Alcira. El amor venciendo a la muerte.
Todos sabemos que vivir en el destierro es vivir menos que los demás, aunque sea durante un mismo período de tiempo. Consecuentemente, morir en el destierro es morir más que los demás, porque se muere huérfano del polvo del cual vinimos. Hasta la muerte se vuelve bri-llante cuando nos sorprende iluminada por el sol patrio. El tiempo de vida siempre se achica cuando se desvive en el destierro.
Hay, sin embargo, un antídoto infalible. Morir en paz con la Patria lejana, en comunión de almas con familiares y amigos meritorios, satisfecho del deber cumplido. La vida, entonces, se extiende mucho más allá de su ciclo temporal. Mientras nosotros recordemos a Lionel, él no va a estar muerto del todo. Nadie muere del todo cuando vive una vida justa y digna. Cuando ya no estemos, pero algún estudiante de periodismo todavía sin nacer hurgue en las páginas amarillas del periódico Adelante de Matanzas, El Mundo de Caracas, La Tribuna de New Jersey, Lionel Rodríguez de la Torre seguirá estando vivo.
A raíz del hecho luctuoso que hoy recordamos, Adalberto Sardiñas Cruz, su compañero de las aulas de la Escuela de Periodismo y amigo de Lionel de toda la vida, resumió así su semblanza profesional en el semanario Libre, en el que escribía el mismo Lionel: “En los años de estudio y después, en el ejercicio de la carrera periodística, Lionel siempre exhibió su claro talento. Dueño de un estilo claro, conciso y medular, tenía la virtud de transmitir el mensaje de su pensamiento en términos inequívocos con una pulcritud absoluta. Lionel Rodríguez de la Torre siempre fue periodista, antes de ingresar en la Escuela de Periodismo. ¿El periodista nace o se hace? Él nació periodista y lo de la escuela fue adicional.”
Pero es el caso que Lionel también nació patriota, y lo de la cárcel y el exilio fue adicional. Nació amando a Alcira, y lo del banco del Parque de la Libertad fue adicional. Nació siendo, más que cubano, hispanoamericano, y lo de las colonias latinas de New Jersey fue adicional. Nació siendo palabra veraz, y lo del periodismo fue adicional.
Es más: por su probado patriotismo, por su dedicación a la profesión escogida, por su amor a la familia y por su entrega a las causas justas de todas las culturas y nacionalidades, Lionel Rodríguez de la Torre nació deber cumplido. La muerte fue lo adicional.
Muchas gracias!
Buen amigo y hombre de bien