Hoy día existe tanta comunicación a través del internet, la televisión, las redes sociales y los teléfonos celulares, etc. La comunicación inalámbrica y los medios informativos que utilizan los satélites se están expandiendo a nivel mundial muy rápidamente y continuará creciendo en gran escala durante las próximas décadas. Toda esta nueva tecnología está provocando efectos acelerados que afectan nuestras vidas y las vidas de muchos otros seres vivientes en el planeta Tierra de muchas maneras.
La situación como la que estamos viviendo ahora con el virus del COVID-19 ha sucedido en nuestro pasado muchas veces y la gente ni siquiera se ha dado cuenta. Algunas personas se han enfermado, otras mueren y el ciclo de vida continúa en el planeta. Pero ahora, debido a la era de la comunicación global, nos enteramos de cualquier suceso ocurrido en otros lugares del planeta en solo minutos. Se ha agrandado la situación del coronavirus y se ha creado una magnificación de la información, enfocándose en el tema como una condición que está creando una situación caótica que está fuera de control.
La alta concentración y alta población humana en las grandes ciudades y la facilidad que todas las personas tienen en la actualidad para viajar y para poder trasladarse de un país a otro en el mundo en tan solo unas horas o en un día, ha influido grandemente en los cambios y en la gran mayoría de las condiciones que enfrentamos todos los seres humanos en el planeta Tierra.
Hace quinientos años esta situación no sucedería de la manera en que está sucediendo hoy día. En esa época la tecnología de transporte y de comunicación que tenemos en la actualidad y que permite a las personas comunicarse y mo-verse de un punto a otro del planeta en un corto periodo de tiempo, no existía.
Se ha demostrado científicamente que nuestro cuerpo está compuesto por más virus y bacterias que células. Viven dentro de nosotros y son una parte muy importante de la naturaleza de nuestro cuerpo. Sin virus y bacterias, no podríamos existir, pero muchos virus y bacterias si pueden existir sin nosotros.
Nuestro cuerpo es el hogar de billones y billones de pequeños pasajeros, de bacterias, virus y otros microorganismos. Nuestro cuerpo está compuesto por alrededor de diez billones de células, pero alberga cien billones de bacterias incluyendo los virus.
Existen bacterias e incluso virus y hongos, en diferentes áreas de nuestro cuer-po, en la boca, en la piel y el intestino. Por cada gen de nuestro genoma, hay 100 bacterias. Nuestro “microbioma” tiene un gran impacto en nuestra salud, en la capacidad para digerir los alimentos e influye directamente en nuestro sistema inmunológico. Las actividades que efectuamos a diario y nuestra dieta tienen efectos sobre la macrobiótica interna de nuestro organismo. Todo, desde los alimentos que ingerimos hasta la forma en que nacemos, influye en las especies de bacterias y virus que se instalan en nuestro cuerpo.
Rob Knight, director del Centro de Innovación del Microbioma de la Universidad de California en San Diego y profesor de pediatría e ingeniería y ciencias de la computación observó y declaró que de los 30 billones de células que componen nuestro organismo tenemos un promedio de alrededor de 39 billones de células microbianas. De acuerdo a esta medida, solo somos un 43% humanos”, el resto de la composición de nuestro organismo son bacterias y virus que viven dentro de nosotros.
En los últimos años los científicos también han descubierto que las bacterias intestinales que se desarrollan en cada persona son únicas y que la colección de estos microbios tiene un gran impacto en la salud de la persona y en muchas de sus condiciones de salud como en el peso, en las dolencias y en muchas de las enfermedades que pueden afectar a cada persona.
Nuestro cuerpo está hecho de más virus y bacterias que de células.
La máxima diversidad de información genética en nuestro organismo se encuentra básicamente en un 99% de bacterias y microorganismos. Nosotros, los homos sapiens o los seres humanos, somos los anfitriones de la diversidad de vida bacteriana, de los virus y de muchos otros microorganismos que viven en el planeta. Dependemos directamente de estos microorganismos para que nos ayuden a mantener nuestra vida en buen estado de salud. Si arruinamos las bacterias, los virus y los microorganismos del planeta, destruiremos nuestra vida y también destruiremos otras formas de vida en la Tierra.
De hecho, somos el anfitrión de la diversidad genética del planeta. Y si arruinamos o destruimos la naturaleza y nuestro planeta, también nos arruinamos y nos destruimos a nosotros mismos. Nosotros, así como todas las formas de vida en el Planeta Tierra, la vida vegetal, la vida animal y los seres humanos, todos dependemos de los programas genéticos y de la información genética codificada en los microorganismos.
Los genes y los cromosomas humanos
En el vientre o útero de nuestra madre fuimos moldeados por estos microorganismos y cuando salimos del vientre de nuestra madre, también absorbemos a todos estos.
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